miércoles, 18 de diciembre de 2013

Visión General del Primer Tiempo

Hola a todos:

En un día no muy particular empiezo a escribir esto porque, de algún modo, amerita un texto cerrar este año y el primer tiempo de este reto. Me he dado cuenta de que todo lo que escribo hace alusión a hechos pasados, anhelos para el futuro, sucesos oníricos y muchas especulaciones, pero casi nada del presente. Hoy, como en los últimos días, he estado tranquila, quieta, tengo marea baja y un oleaje tenue que se vuelve habitual para el mar que era naturalmente alebrestado.

Confieso que los primeros tres meses de estos siete no los llevé como a mí me hubiese gustado; que al iniciar se me hacía un periodo largo e inacabable y que ahora quisiera prolongarlo; que tenía más motivos para hacer esto de los que creía y que éstos duelen todavía más.

Ahora entiendo que la clave para todo es la constancia, al menos en mi caso, se puede decir que esto lo supe desde hace muchísimos años. Cuando era una adolescente de secundaria leía muchas revistas para chicas, mis secciones favoritas eran los test de personalidad y horóscopos, recuerdo que en una edición especial sobre cada signo del zodiaco hacían descripciones detalladas, en el mío (Géminis) afirmaba que "Naciste bajo este signo para desarrollar la constancia"... Si, lo supe, pero no por ello lo llevé a cabo, de haber sido constante desde ese momento no estaría aquí, la verdad; estaría más atareada, más presionada, más estresada y quizás no tendría esta calma ganada a punta de privaciones.

No voy a negar que si la vida fuera un juego lo resetearía sin dudar, tampoco negaré que tomaría las mismas decisiones, al menos la mayoría de las que tomé. Volvería a elegir la misma prepa, la misma facultad, la misma carrera, los mismos amigos, incluso lo mismos novios; pero sin duda elegiría mejor los momentos para todo lo que hice. Habría escogido un mejor momento para empezar a trabajar, un mejor momento para entregarme y priorizar al amor y también un mejor momento para salir de él.

Pero aun y con todas esas modificaciones calculo que sólo me habría ahorrado dos o tres años para estar donde estoy ahora y que probablemente mi Bestiario (registro de hombres que han entrado a mi vida) tendría el doble de espesor. A pesar de que suena más interesante, prefiero consolarme pensando que esta tranquilidad la obtendría muchísimo tiempo después de haber sucedido las cosas de ese modo, prefiero pensar que la pasividad de los años que he vivido hasta ahora no son más que acumulación de energía para la vejez, y que llegaré al final de mis días con una jovialidad y alegría imperturbables, y que quizás, estas cosas de las que lamento no emprender en el pasado pueda realizarlas en un futuro lejano.

Pero volviendo al presente, lo primero y quizás lo único que se puede o se debe decir de él es lo agradecidos que estamos con lo que nos acontece. Darle gracias a Dios, a la Humanidad, al Universo, al presente mismo, como gustes llamarle, pero dar gracias por todo, incluso lo malo.

“Gracias por mi familia” por lo buenas de nuestras relaciones, gracias incluso por los conflictos y por los parientes mala leche, porque me enseñan cuales son las actitudes que no debo tomar nunca con nadie.

“Gracias por mi trabajo” porque no sólo es un verdadero regalo casi inmerecido, sino porque representa una gran responsabilidad y una gran obligación de responder con trabajo a quienes pusieron en mi sus expectativas, y más aún, es una oportunidad para abrir camino a la difusión de esta incomprendida profesión, y que se le pueda hacer justicia a tantos colegas que malbaratan su trabajo.

“Gracias por el maldito tráfico sanpetrino” porque me brinda largas charlas y mucha cercanía con mi madre.

“Gracias por esas historias que terminaron” porque de continuar en ellas habrían perdido su belleza.

"Gracias por esta idea para muchos extravagante y masoquista y por darme la fuerza para aguantar" a pesar de los tropiezos, no he roto estos votos, y con gusto me tomaría otro año de ser necesario, lo que he ganado con esto es una purificación tremenda.

"Gracias por mis amigos" que son las personas más sencillas e interesantes que conozco y que quiero mantener sus relaciones el resto de mi vida.

"Gracias por los últimos golpes al corazón" que le duelan quiere decir que sigue vivo.

"Gracias por la belleza" que se vuelve evidente y soy la última en saber que la poseo.

"Gracias por los pequeños placeres" que no había tenido la dedicación de contemplar ni disfrutar si no me hubiese sometido a este reto.

Gracias por toda la gente nueva que conozco; por disipar poco a poco mis miedos infundados; por la salud de mis abuelos; por el nuevo bebé de la familia que al cargarlo mueve algo de mi tullido instinto maternal; por la oportunidad de hacer arte aun en calidad de mecenas; por las mañanas y noches frías que voy a extrañar en el verano; por quitarme a mi musa para poder encontrar inspiración en otros lugares; por mi idioma natal tan amplio que no deja de enseñarme palabras nuevas; porque este año pude ver una de mis bandas favoritas en vivo y que me enamoraron más de lo que ya estaba.

Gracias por este año que fue tan interesante desde su inicio hasta su fin.

Feliz año... Un cálido beso a todos.


viernes, 13 de diciembre de 2013

Erich Rakkaus (parte 2)

Click aquí para leer Parte 1


...en el cuello llevaba una piedra de ámbar, este reflejo también tomó vida propia, se cercioró de que la viera y se fue...


II

Todo volvió a tornarse oscuro hasta que una luz roja alumbró un tubo de bomberos que, aclaro, jamás ha existido en mi cuarto, pero en esos momentos estaba segura de que siempre había estado en esa esquina de la habitación. Unas enormes, bien torneadas y muy peludas piernas entalladas en unas sensuales medias negras empezaron a deslizarse por ahí. Era él de nuevo, otra vez mutado en el más guapo de todos los hombres con los que he salido, era guapo incluso haciendo el ridículo con su lencería vintage de encaje negro. 

Bajó deslizándose por ese tubo con todo y el intro de una trompeta totalmente sugerente, empezó a contonearse con la gracia del burlesque profesional hasta que hizo contacto visual conmigo y paró en seco.

"No, no, así no lo haces tu. Tu haces más bien algo como esto..."

Empezó a sonar el Mambo Lupita de Pérez Prado y este "galán" bailó de manera muy envidiable hasta para mi. De repente el ambiente se llenó de velas, inciensos, vinos; él seguía bailando sosteniendo un plato con pasta italiana y milanesas de pollo. Después de pasarme el bocado que pizpiretamente puso en mi boca pude articular las primeras palabras directas para él: Oye ¿Te estás burlando de mí?

"De ti no, sólo de tus maneras de seducir"

Hice volar el plato de su mano e hice que volteara su cara hacia el mismo de un buen revés. Tenía muchos años sin reaccionar de esos modos por algo tan insignificante, casi a modo reflejo. Algo muy curioso sucedía en su cara; así como las ondas que se forman en el agua cuando la golpeas, así iba cambiando de facciones, diferentes ojos, diferentes labios, diferentes pieles; y entendí algo de este extraño hombre multiforme: Podía manipular su apariencia al tocarlo.

Aún después de semejante bofetada me permitió palpar la mejilla magullada, y para mi propio deleite, hice crecer su barba  hasta la mitad de su pecho y su cabello a media espalda, podía darle el rostro del hombre que fuera, Luciano Castro, Chris Hemsworth, Yann Tiersen, el que yo más quisiera... Puse ambas palmas cubriendo su cara y al deslizarlas le dí el rostro de quién más extraño.

Pedí una disculpa por mi exagerada bofetada, le regalé una mirada de arrepentimiento pero de sus ojos ya no volví, me perdí en ellos, en esos ojos marrones tan cálidos en los que me pierdo con gran facilidad. Mi arrepentimiento crecía, no por la cachetada que le di al desconocido, ya no era él quien tenía en frente, tenía al único, al actual, al que dejó de quererme pero yo a él no. Me arrepentía de lo que no le dije, de lo que no hice, del beso que no me atreví a darle la última vez que lo abracé fuerte, de haber terminado todo de aquel modo. De algún modo él entendió todo esto que pensaba y que mis ojos le estaban diciendo, y así empezó lo que fue una larga y arrebatada charla en el silencioso lenguaje del amor, traducido palabra por palabra en caricias, gestos, suspiros y sollozos. Ocurrió lo que jamás pasó ni pasará cuando despierte de, lo que supongo es, un largo sueño, el más palpable y fidedigno de todos.

Momentos después de este acalorado encuentro, mientras él acariciaba mi abdomen, pude desconcatenar la realidad ya vivida de este presente onírico y lo maldije, a él y a todos los que no me amaron ni me dejaron amarlos; me levanté y me senté a la orilla de la cama, lo sentí sentarse detrás de mi, con sus labios rosando mi espalda dijo:

"Déjalo ir"

Mi temperatura corporal iba aumentando en medida que iba comprendiendo todo. Comprendí que si me amaron a medias no fue por mi culpa, si no por la inconsistencia del carácter de quienes en su momento me profesaron algo que ni ellos comprendían; entendí que tampoco puedo reprocharles dicha inconsistencia porque también yo la he padecido; que la violencia ata igual o más que el deseo; que el amor muere irremediablemente cuando los daños sobrepasan las virtudes y que se puede amar desinteresadamente, sin términos, sin etiquetas, sin importar cómo, basándose únicamente en el respeto y bienestar propio y ajeno.

En medida que llegaba a estas conclusiones en mi cabeza, el resto de mi cuerpo experimentaba un calentamiento desde adentro hacia afuera, emanando vapor de todos los poros, empapándome entera. Cada pensamiento tenía su reacción, todas exteriorizadas en la habitación:

Realmente no he dado todo de mi.
[todo se volvió vapor]
Tengo mucho que aportar
[la cama se volvió piedra caliente]
No aceptaré menos de lo que me han dado
[estalló un géiser]
No importan los abandonos, aunque duelan
[oscuridad]
Tomaré mi tiempo para elegir
[erupción volcánica]
Lo mejor se cocina a fuego lento...

De la lava que caía en el agua fue formándose una roca, cuando llegó a enfriarse y obtener un gran tamaño y altura, se fue desprendiendo desde adentro y un cuerpo salía de ahí. Era yo la que salía de esa roca, desnuda y tiznada pero bella, más bella de lo que nunca he sido ni seré, sólo cubierta por el cabello largo y negro que se confundía con las rocas volcánicas. Esta réplica mía estaba acomodándose seductoramente sobre los restos de donde había salido, me miró; creía que al igual que mis otros reflejos desaparecería o se iría después del contacto visual, pero no, ella se quedó observándome desde varios ángulos y habló:

Tú tienes algo escondido

Y sin previo aviso se acercó, me tocó de todos lados, no sentía extrañeza por su tacto lascivo, ni por su desnudez ni por la mía. Estiró uno de mis cabellos de la nuca, estiró hasta que sentí que lo arrancó, siguió estirando y el cabello se había vuelto un hilo rojo que se hacía más largo conforme estiraba, lo enrollaba entre sus dedos, hizo un nudo que una vez acabado el hilo guardo en sus manos, apretó, y desplegó un collar de monedas hechas de ámbar, se lo puso y desapareció. Entre la oscuridad y la lava aun brotante que iluminaba tenue con su incandescencia, vislumbré en el agua quieta que había dejado el géiser ya apagado una serpiente que se deslizaba, se alejaba ondulando el agua contoneando su interminable vientre. 

Me había olvidado que tenía compañía hasta que el pecho desnudo del hombre con el que había estado se apegó a mi espalda, me besaba el cuello, masajeó mis hombros, tomé sus manos y me di cuenta de que no eran las mismas, tampoco eran las manos de alguien que conociera. Enseguida volteé a verlo, no lo conocía, no era alguien que reconociera de vista ni una mezcolanza de rostros conocidos, era alguien bien definido, pero ajeno y nuevo. Aun no me conoces decía en su rostro.

Detonó el géiser de nuevo y con más potencia que antes, el agua subió con una rapidez asombrosa que no dio tiempo a tomar aire... Era imposible saber si el agua subía o algo me empujaba hacia la profundidad...


Continuará...








miércoles, 20 de noviembre de 2013

El más difícil de los hombres

El más difícil de superar, difícil siquiera de igualar.

Eres difícil de todas las maneras sabidas,
inalcanzable pero nunca ajeno.

Quisiera regalarte algo más que estas palabras
escritas y entregadas en silencio,
otra vez me duele la panza
como hace mucho tiempo.

No he dejado de morir de nervios
cuando me toca admitir lo mucho que te quiero,
No te he dejado de admirar
y tampoco de llorar.

Los años me han traído más miedos,
le tengo miedo al mundo,
a la muerte,
a la gente,
quisiera ser de nuevo la niña de tres años
que cargabas en tus brazos fuertes,
y que se vayan todos mis miedos,
incluso el miedo a defraudarte
el más grande de todos ellos.

Quiero ser la hija que mereces
para nunca lastimarte,
para nunca volver a herirte.
Quiero perderme en tu abrazo
y quererte en silencio
sin dejar de ver el cielo.

Eres el más difícil de los hombres, 
pero amo tu dificultad.

Te amo papá.



viernes, 15 de noviembre de 2013

La despedida que jamás diré

Bailaré a media noche
prepararé mi vientre para la luna llena.
Piernas y caderas dolerán tanto
que no podrán ir solas hasta él.

Hay un verso que se marchita

con cada palabra ausente
Ya no lastiman los celos o la desidia
Ya no escatiman las noches en su ignominia.

"La silenciosa música" la llamaba Pellicer

pero lo silenciosa no le quita lo evidente.

Se vuelve evidente cuando hablo de una montaña

que el mar no quiere soltar,
se vuelve evidente cuando mis ojos lo siguen a todos lados
por su propia voluntad.

Lo que siento es fuerte

han tratado de matarlo y no muere
A lo que siento le gusta vivir
aunque sabe que esta condenado a muerte

Confieso que una vez

le pedí un deseo a la magia
"Que tanto él como yo tuviéramos 
el amor que nos merecemos"
Desde entonces la vida nos separa más y más.

Sentada en la arena me pongo a esperar

que el mar se vuelva uno con la noche
a lado del fogón que me brinda el calor
que la ropa no me ofrece.

Pienso en lo profundo del oscuro cielo

en la lejanía del tiempo y el espacio 
que hay entre sus labios y los míos
en su mano que tierna acarició mi cabello una vez,
en la conformidad de solo pensarlo y no poder verlo,
en el creciente hilo negro que hilvana mi boca accidentada,
impidiendo el paso de mis palabras
atiborradas de duda, celos y desencanto
por todo lo que fue
lo que es
y lo que jamás podrá a ser.

Me alegro de nunca hablar directo

de dejar esta canción inconclusa,
hermosos fueron los parpadeos que compartimos
y curativas fueron las lágrimas que vertimos.

Se queda todo esto en tierra,

esto que llevo bien pegado al corazón
será inmolado en el fogón.
Lo velaré al ritmo de la murga,
bailando a pesar del dolor.

Un coro de toninas se escucha desde el mar,

me invitan a pasar un año con ellas.
Me alegro de reservarme 
todo lo que alguien no tardará en darle,
todo eso que quizás me sirva en otra parte.

Acepté este reto casi como un acto de fe,

sumergiéndome en lo mas oscuro del océano
un año entero alimentándolo todo en él.

No temo por lo que pueda encontrar abajo,

temo por lo que encuentre de regreso,
de encontrar mis arenas más solas que antes,
de volverme de coral
y no poder dejar el mar.

Se que me verá, aunque nunca esté conmigo

me verá alimentar a mis toninas
me verá provocar tormentas
o ser víctima de ellas
brillando con las medusas
o jugando con las ballenas.

Nunca voy a despedirme

y me alegra
Así seguiré viéndolo a lo lejos

Lo veré alzando los picos de su montaña

amurallando sus tierras,
agrandando sus ganados,
erigiendo torres altas
y ofreciendo hogares a las masas.

Espero siga expandiendo sus dominios

y que jamás se conforme,
que jamás mendigue,
que no confunda migajas con gemas
como alguna vez yo hice.

Que lindo fue haber imaginado

que eramos lo mismo
sin dejar de ser dos.

Es lindo incluso darme cuenta

que enamorarme así ha sido
el más hermoso de los percances.

Me alegra saber que jamás logró hacerme daño
y que logre de algún modo expiar mis pecados.

Quisiera hacerle saber que soy consciente 

de lo poco que yo significo para él,
aunque diga lo contrario,
y que lo mejor que me ha dado
sólo fueron accidentes.

Me quedo con sus últimas palabras

las únicas que siguen vigentes,
las que dijo con compasión
deseándome lo mejor.

Si alguna vez lo trate mal

pido perdón,
solo puedo decir que
si alguna vez estuviera en mi lugar,
si le pasara algo parecido
y hasta entonces me perdona,
lo entenderé.

Me llevo ese último beso que ya no recuerdo,

las primeras dos rosas que me dio,
el beso anhelado y el insospechado
las palabras livianas que dieron vida
a dos años de textos
y la sensación de seguir girando en sus brazos.

Me voy...

A  mi fragilidad le temo
porque la tierra es más agreste que el océano
ya no se puede sufrir ni amar,
sólo vomitar.

Me voy...

Aunque jamás me despida



Octubre 25 de 2013

viernes, 25 de octubre de 2013

Erich Rakkaus (parte 1)

Hace unos meses me adueñé de un diván, estar una hora cada jueves en el de mi psicoanalista no me bastaba, por eso me encantó la idea de tener uno para mi, sólo que la única finalidad de éste es tenderme a pierna suelta a leer, tejer o dormir. No es grande, pero tiene un tamaño justo; no es cómodo, pero se puede estar en el toda la noche. Quise ponerle un nombre, uno que hiciera alusión a su procedencia; pensé en la cantidad de pacientes que se recostaron ahí tiempo atrás, la cantidad de pensamientos sin orden que tomaron lugar, la cantidad de corazones que recobraron un sano palpitar, el nombre llegó por si solo: Erich por Fromm y "amor" en finés, por ser una lengua tan diferente y lejana como los casos que en el diván se atendieron.

Ya había pasado tiempo de tener a mi diván con su rebuscado nombre; mi cuarto ya se había acoplado a él, al igual que yo me acoplé a mi nueva rutina cuando empecé a tener sueños recurrentes, en ellos veía a mis exnovios, a todos, soñaba cosas que pasaron, otras que no, unos todavía me amaban (mas bien "me querían" porque dudo que alguno me amara), otros se casaban y lo más curioso es que los soñaba siempre que dormía en el diván.

Una noche en que mi sesión de psicoanálisis estuvo especialmente dramática, llegué a mi casa con el único objetivo de dormir, no quería seguir pensando en todo lo hablado minutos atrás, decidí tomar una taza de "Serena-té" una infusión de azahar, tila, pasiflora y otras hierbas, que hace apenas unos meses lograba calmarme los nervios que me hacían vomitar, supuse que esta vez sólo me haría conciliar el sueño más rápido.

Desperté en la oscuridad de mi cuarto, quise prender la lámpara pero no estaba en su lugar, busqué mi celular y tampoco lo encontré.

"Quieta"

La voz tan gruesa no me gustó para nada, no por desconocerla, si no por ser terriblemente familiar. Una lampara se prendió en el otro extremo del cuarto, era una que había tenido hace mucho y mi cuarto se veía exactamente igual a como estaba hace más de diez años. Vi al hombre que la encendió, el mismo que me habló, yo lo conocía,  pero no recordaba su nombre, lo vi detenidamente, claro que lo conocía pero no sabia de donde ni desde cuando, todo en él era familiar, sus ojos verdes, su voz ronca, sus brazos fuertes, su barba larga, su cabello negro, esa manera de pararse, esa manera de vestir y su piel tan blanca, también la cicatriz de su labio y la perforación en su ceja.

Algo en él me decía que llevábamos mucho tiempo sin vernos, pero aun así estaba al tanto de todo, sentí que en cualquier momento iba a ganarme el impulso de correr a sus brazos, y también me abordaba el instinto de huir de él si se me acercase primero. Tarde o temprano recordaría su nombre, me limité a saludarlo alzando mi mano, no supe en qué momento él ya la tenía entre las suyas. Me sorprendió con un fuerte abrazo, comenzó a respirar de mi cabello y sentí puro alivio en lugar de incomodidad.

De un segundo a otro él ya no estaba, di vuelta para buscarlo y me encontré con el único espejo que tenia el cuarto, uno de cuerpo entero pegado a la puerta del armario, en el me vi reflejada, con otra ropa, otro peinado y otra edad. Los lentes que usaba años atrás volvieron a mi cara, también los frenos en mis dientes; me dio gracia, parte de mi pensaba que era la niña más fea de toda la secundaria, pero mi parte adulta me decía "Que tonta, te veías tan tierna". Seguía viéndome en el espejo cuando él volvió a aparecer, ahora detrás de mi, reflejándose igual que yo en el espejo, su rostro y edad también cambiaron, ahora si conocía su nombre, un nombre cargado de recuerdos y emociones, su nombre era el de mi amor primero.

"Si lo que pensabas ya no es cierto. Déjalo ir"

Sus palabras, un susurro en mi oído, soltaron mil pensamientos comprimidos desde hace años, volvía a creerlos, volví a creerme débil, frágil, humillada, incapaz de idealizar un futuro realista, volví a creer que jamás lograría ser amada por alguien y estar condenada a padecer toda la vida de mal de amores. Volví a creer todo esto, volví a ser esa adolescente insegura frente al espejo cuando él me cubrió los ojos, pronunció las mismas palabras y llegó la calma; me calmé al pensar que si, en efecto, esos miedos no se han ido, pero lo que pensaba ya no era cierto, ya no era frágil ni débil, al menos no del todo, ya había aprendido a proteger mi corazón hace bastante tiempo, sólo que no me había dado cuenta, para ser fuertes solo hay que reconocer tu debilidad, protegerla y perderle el miedo al dolor... Abrí los ojos y me vi de nuevo en el espejo, vestía de blanco y portaba un enorme cuarzo rosa en el cuello. Era mi reflejo quien lucía de ese modo, yo seguía vestida igual que al momento de dormir, me movía pero mi reflejo seguía inerte, deje de hacerlo y mi yo vestida de blanco se fue.

Todo volvió a ser oscuro, y una escena parecida a la anterior comenzó, ese hombre que cambia de rostro,de nombre y de cuerpo volvió a aparecer, prendió una lampara distinta, en un lugar distinto, en una época del mismo cuarto distinta, ahora él era moreno, de cabello corto, de ojos oscuros y de baja estatura, de nuevo se acercó y me invitó a acercarme a los ahora varios espejos de las puertas del nuevo armario. Ahora yo había subido de peso, ya no tenía frenos pero si seguía con mis lentes. Él volvió a aparecer reflejado atrás de mi, ahora con un aspecto, nombre y rostro de alguien detestable, de alguien innombrable.

Mi yo de hace años se estaba enterando de todo lo que va a sucederle con el que se refleja junto a ella, de las peleas constantes, los desaires, los celos y todo el declive de su plan de vida, se entera del triste destino de él y que nada podía hacer para evitarlo, se entera que no sirvió de nada su esfuerzo por ayudarlo, el de su familia por aceptarlo ni el de sus amigos por tolerarlo, su dolor me contagió y nos ajustamos en temporalidad. Ya me encontraba llorando de nuevo, no por una causa perdida y lejana, si no por las cosas con las que me quedé con ganas de hacer: Haber estudiado más y no haber estado tanto tiempo fuera de clase, ahorrar el poco dinero que ganaba y no despilfarrar en caprichos propios y los de alguien que no lo agradecía, desarrollarme en algo nuevo o retomar aquello que dejé inconcluso.

"Si ya sabes lo que tienes que hacer de ahora en adelante, déjalo ir"

Volví a buscarlo con la mirada, él no había quitado la suya de mi, en su cara vi escritas esas últimas palabras que cruzamos hace ya dos años, esas que fueron llaves de oro que cerraron por fin la larga historia, me observaba complacido, como si él supiera el fabuloso destino que me esperaba desde antes de que yo pudiera siquiera definirlo, como si hubiera sabido desde siempre que llegaría lejos y que para él fue un verdadero regalo haber estado ahí antes de todo lo bueno que aún esta por llegar. Cerré los ojos y al abrirlos me vi en el espejo, era otra yo, un poco mayor y mucho más arreglada, con cabello y maquillaje perfectos, blusa negra y falda café muy formal, en el cuello llevaba una piedra de ámbar, este reflejo también tomó vida propia, se cercioró de que la viera y se fue.


Continuará...



martes, 1 de octubre de 2013

La última página de mi diario

Ya es un hecho, mañana empiezo.

Mañana es mi primer día de trabajo en este gran corporativo, es sin duda alguna el trabajo de mi vida, con el que pienso llegar a vieja, donde jamás habrá sin que hacer, donde hay mucho que aprender.

Hoy antes de dormir debo arreglar todas las cosas que voy a llevarme a este nuevo lugar, mi vestido, medias y zapatos, mi bolso, mi identificación, mi taza para el café que me ha acompañado en mis últimos empleos, las estatuillas de dioses mayas que me regalaron mis padres, y en sí, todo lo que ellos me han dado, su sentido de responsabilidad y compromiso, los buenos modales que me enseñaron, hablar con respeto y discreción, me llevo también todo el amor que nos dieron, también me llevo el amor que les tengo a mis hermanos, ese que brota entre bromas y regaños cuando me dicen "Mamá de fin de semana".

Me llevo a cuestas todos los ánimos y bendiciones de toda mi familia, de mis tíos, abuelos y mis tías abuelas, mis hadas madrinas, me llevo sus oraciones, sus enseñanzas, sus consejos, a todos les daré mi gratitud de mil maneras.

Me llevo también todas las lecciones de mis empleos anteriores, los formalismos del primero, la relación teoría-práctica del segundo, la paciencia y tolerancia del tercero y toda la fortaleza obtenida de los últimos.

Pero también debo dejar muchas cosas si quiero llevar todo esto sin que pese. Pienso tirar los rencores, los malos entendidos, la tristeza y todas las lágrimas que fueron derramadas por esta, los planes de vida mediocres, imposibles e inconclusos, los recuerdos tan lejanos, los sentimientos que ya no existen o que jamás existieron.

Solo mantendré guardado mi corazón que ahora está en paz y ha recobrado su sano palpitar, guardaré esa enorme rueca y todo el hilo rojo hecho en ella, hasta que llegue alguien al cual tejerle prendas. Guardaré incluso ese sentimiento moribundo, pues si ha de morir, que sea en un mar profundo.

Y a mis amigos les pediré me den un golpe certero si llego a elevarme, les pediré me obliguen a aterrizar cuando me vean despegar antes de tiempo, pues primero debo crear un camino en el suelo y ya después agarrar vuelo.

Me voy a dormir ahora, sin más por el momento, con la entera convicción de que todo se ha puesto en su lugar y todo llegó a tiempo.

jueves, 25 de julio de 2013

La resensual ella

Sabía que no era buena idea venir a esta fiesta, mis indicaciones son muy precisas y aquí abundan las tentaciones... Me senté en la mesa y buscaba rostros conocidos cuando vi a mi amigo entrar por la puerta, con ella.

Ella, una morena radiante y suculenta, mi amigo la soltó de su mano para saludarme, sólo lo escuché decir que iría por algo y volvía cuando vi que ella estaba a lado mío en la mesa, toda ella era hermosa para mi gusto, no entiendo cómo hay gente que no les agrada las de su tipo, con ese color dorado y oscuro tan divino, de gran cuerpo y fragante.

Ella comenzó a vibrar con la música que acababan de poner, me cautivó con sus vaivenes, un embrujo delicioso, de repente canciones como Señora Tentación y otras de Lara empezaban a sonar en mi cabeza encontrándole nuevos significados, caí en un eterno embeleso contemplando la perfección de su figura y la forma de su copa, redondeada, de caída perfecta. Ella, una delicia transpirando, invitando a ser tomada.

Mis manos torpes inducidas de insolencia ardían por tocarla, acercarla hasta mi boca y sentirla en mis labios con su suavidad y frescura, sumirme en su potente fragancia y conocer al fin su tan deseado sabor, su secreto enloquecedor. Pero la razón fue mas grande y fuerte que este ardimiento incontenible, mi amigo entró, me vio con extrañeza, tratando de descifrar las palabras que mi cara dibujaba, y con un hilo de voz, un hilo enredado de angustia y desespero dije:

Aléjala

Mi amigo no sabia a qué me refería, buscó mi mirada que ahora permanecía fija hacia el suelo, lo vi asomándose a mi rostro inmóvil pidiendo que repitiera lo que dije. La vergüenza amarraba fuerte mi voz a mi garganta por un instante, a los dos segundos dije:

Aléjala de mi

La sonora carcajada no se hizo esperar, mi cara se tornó roja y aun con pena pero con furia grité:

¡Aleja esa maldita cerveza de mi, por favor!

miércoles, 24 de julio de 2013

El héroe anónimo

Castidad, sobriedad y pobreza. Tres votos fueron los que anuncié en mi cumpleaños y los llevaré a cabo por un año entero. Es una medida desesperada a una situación desesperada, nada en mí tenía un orden, ni pies ni cabeza y no vi más alternativa que esta, imaginaba que sería un alivio, una terapia disfrazada de castigo.

Una noche el mareo se volvió migraña, mi habitación fue perdiendo sus colores, los libros crecían y los muebles se encogían; mis pensamientos me ataron de pies y manos y sentí las palabras muriéndose en mi boca; miles de gritos retumbaban en mi cabeza, y en la vela encendida que sola iluminaba la penumbra vi dos destinos.

Primero me vi anciana, tranquila y cansada, obteniendo por fin la paz después de tantos años de histeria y caos, llena de heridas de batallas bien ganadas; me vi sola, sola después de haber tenido varias compañías, sola y vieja me vi viviendo y de pronto me vi sola y joven muriendo. Muriendo a causa de sueños inconclusos, de amores incompletos, con el cabello desprendido del cuero, con el cráneo abierto, sangrando, resquebrajándose, sintiendo el calor escaparse de entre los dedos. Y el temor se abrió paso, temor a partir y dejar tanto amor inmerecido, temor a jamás concluir algo importante, temor a ni siquiera iniciarlo.

Las visiones de los dos destinos se alejaron, pero los temores se quedaron más grandes, más fijos y más claros que nunca, el vacío hizo su recorrido de mi pecho hasta el vientre con una helada caricia, volví a ser consiente de mi propia nada y me sentí asqueada de esta no acción perpetua, los sacrificios auto impuestos me silenciaron y aturdieron por un instante eterno.

En medio del infernal desorden un atisbo de calma y lucidez apareció en busca de solución o mínimo algo que pudiera sosegar este incontenible oleaje. Saqué uno de los mensajes de mi tubo de los buenos deseos y una voz sin nombre plasmada en texto dijo:

“Qué bueno es levantarse y saber que te conozco”


Leerlo en silencio fue como pronunciar un conjuro, todo se puso en su lugar, mas no en orden. Entendí que debo seguir haciendo lo que hago, aunque haga nada; entendí que si muero joven los jazmines seguirán floreando en mayo, en agosto, en octubre o en enero; entendí que mis palabras jamás dichas se escucharon en mis acciones y que hasta el miedo que siento ahora es un regalo del cielo.

martes, 25 de junio de 2013

Renuncio

Renuncio a ti un año

Un año solamente
porque más tiempo no se puede

Renuncio al dolor
al invierno que con palabras dibujaba
al futuro tan incierto que idealizaba

Tantos años malogrados
días rotos y olvidados

No vengas ahora a hablarme bonito
Y a ofrecerme todo cuanto he querido

No te creo nada
tu no usas nombre
ni cara

Te presentaste y me golpeaste de tantas maneras y aun así iba a buscarte, 
con un puñado de llaves y tu siempre estabas tras puertas de mil cerrojos.

Renuncio a seguirte y perseguirte, a dejar que me confundas con tus vaivenes y meneos, que me acordones con tus silencios. Estoy harta de ti y de tus vínculos sin nombre, aléjate ya, quédate quieto, siéntate y escúchame por una maldita y única vez; voy a dejarte solo por un año, si de verdad nací para merecerte lo sabré, pero espero que ahora me permitas serenar este mar impasible, estos oleajes inclementes, ya no quiero estos nervios que me hacen llorar, no quiero vomitar ni gritar.

Renuncio

Porque ya no puedo con la sobriedad
porque no soporto la realidad
porque si no lo hago jamás seré fuerte
porque ya fue suficiente de perderme

Renuncio aunque me estas haciendo dudar

Dudo al recordarte
y al escuchar tu nueva voz
tu nueva música silenciosa

Dudo al verte, al conocerte
al perderme en tus brazos fuertes...

Pero renuncio aun así, ya fue suficiente de cosas sin nombre, de jugármelo todo y siempre perder, de que lo más bello que tengo se enturbie.

Ya nos veremos las caras en un año

Nos veremos...

Cuando la tormenta se haya sosegado
cuando el mar logre soltar a la montaña
y las sirenas conozcan a los minotauros

Nos veremos cuando haya encontrado la paz
cuando haya dejado de vomitar
cuando descubra si moriré joven o vieja
y por fin cumpla mi propia promesa.





lunes, 15 de abril de 2013

Por el momento...


Escribir
Escribir con todas sus letras
sin ningún tipo de filtro
Escribir lo jamás dicho
de lo siempre vivido
Escribir como arrebato
Escribir lo despreciado
Escribir sin ataduras
con la voz en las alturas
Escribir con miedo
Escribir sin voz
sobre lo rudo, sobre lo atroz
Deletrear lo impronunciable
aprisionar lo indomable
Escribir para no vomitar
para dejar de intentar
Escribir por desahogo
Escribir por enojo
para escapar
para volar
para alcanzar la eternidad
para alcanzar algo
Escribir por hambre
por sed, por deseo
por el momento.

viernes, 29 de marzo de 2013

El día antes

A quién de todos los presentes debo dirigirme esta noche, que pueda aclararme todas estas dudas surgidas el día antes, cuando nada pasó y sigue pasando...

No pasa nada, no puede pasar nada, si bajo despacio al suelo y mi piernas solas encuentran el camino hacia él, si acaricio su barbilla con mis labios, si enredo sus cabellos en mis dedos, si respiro de su propio aliento y mis ojos le gritan impacientes... No pasa nada, él esta apagado. Ha cerrado sus ojos y sellado sus labios, ha dejado impotente al mayor de sus encantos, víctima de ultraje y arrebato, de el más vil de los pecados.

Y miro fijos sus ojos perdidos, los míos lloran por los suyos, se torna intocable, inalcanzable, se aleja, y no hago más que cerrar los puños para conservar el calor de su cuerpo en mis manos.

Debería aprovechar este estado
de verdades al descarado
de palabras sin asomo
de sentimiento y desalojo.

Sin estos malditos sentimientos viviría más feliz
de modo desinteresado y auténtico
brindaría mi conocimiento al mundo entero.

Pero siempre estaremos ligados a nuestros propios líos...

No sabes ni sabrás
como me tienes
no sabes ni sabrás
lo que provocas
lo que ocasiona
tu insolente boca.

No voy a gritar
lo que me ha costado callar.

Anhelar algo tanto tiempo
no te hace merecerlo.

No forzaré mis ansias locas
no volveré a provocar las olas...

Porque no tengo la voz para hablar
ni las piernas para andar
ni la magia para hechizar.

No hay efecto alguno
si mis labios mudos
besan tus ojos ciegos
si mis palabras débiles
a tus oídos sordos son inertes.

¿Qué hacer con este padecimiento?

¿Qué hacer con este vértigo?

Con las palabras que asfixian,
las emociones tan ariscas,
un corazón que se descarrila
y un vientre que martiriza.

Afortunadamente para ti
saldrás de mi memoria
Afortunadamente para ti
voy a escribir otra historia.

Me dejas tan a la deriva
y tan voluble
que no hago mas que
maldecir mis costumbres.

En tus palabras sinceras
sólo escucho ultrajes
Y veo tan falsa la belleza
que encuentras en mi ojeras
y en mis lunares.

Como falso fue tu amor eterno
y tu porte de caballero,
de nada sirvió guardar por años tus flores
tus promesas pintadas de colores.

Y aquí solo sigo padeciendo
un amor que lejos esta
de ser algo cierto
Y seguiré padeciendo
hasta que tomes nombre y cuerpo
y te vuelvas algo eterno.

Lo que ocasionó este texto