martes, 10 de abril de 2012

Jamás...


No te hago justicia; te debo mucho y te conozco poco.

Cientos de misterios se esconden tras tu andar
tus espesos pensamientos contrastan la claridad de tu mirar
fuiste el lago que se abrió paso entre la tierra
me recibiste
y en tus aguas metí mis mutiladas piernas
no te diste cuenta
pero tu me convertiste en sirena.

No trascendí en tu vida ni tu en la mía.

La historia más corta e insignificante.
Ciertamente te salvaste de este monstruo que resucitaste.

Solo nos hizo limpiar la mesa para el verdadero banquete
y encender las luces divergentes.

La gratitud que te negaste a recibir empezaba a tornarse en retorcido deseo.

Pude haber iniciado una caza de sangre contra ti, seguirte, rastrearte olfateando tu embrujada loción de siempre, insistente, aunque te fuese indiferente.

Habría cambiado mi cuerpo de sirena
para salir del agua
y deslizarme en la arena.

Hubiera sido escamas y cola toda
arrastrando mi interminable vientre
todo desliz y contoneo.

Trataría de hipnotizarte
solo para estrujarte
desmayarte de un abrazo
reclamarte mío
y beber en tu nombre…

Pero te salvaste…

Te deslindaste de los nudos de mi pelo
de mis labios en tu mejilla
de contoneos de caderas
y comidas caseras
de pasos descalzos en tu llovida azotea.

Ya no me queda más que regalarte estas palabras jamás convertidas en actos, como no volverá a existir ocasión para realizarlas he de enlistarlas, así que puedes imaginar que en otra dimensión donde no te alejaste yo hubiera:


Dejado de llorar

Regalado sonrisas diarias

Sostenido tu mano

Subido a alguna terraza y hacer burbujas junto a ti

Visto las nubes acostados hasta que aparecieran las estrellas

Escuchado cada una de tus operaciones y me habría esforzado en saber de que hablabas

Seguido molestándote cada que hicieras algo desagradable

Insistido en llevarte a la cineteca

Alterado tus nervios a la menor provocación

Reparado más rápido mi roto corazón

Dejado los dramas y embarrarme tu amargura

Tratado de enseñarte a bailar

Y al final hubiera vuelto a llorar por quererte tanto y ser tan incompatible contigo, te dejaría ir así como tú lo hiciste conmigo en esta realidad y los dos añadiríamos otra triste historia a nuestras vidas...


Gracias por evitarme una pena mayor y darme la libertad de crear una historia interminable donde tú y yo jamás nos haremos daño, jamás nos odiaremos y jamás nos amaremos.