lunes, 29 de junio de 2015

Bienvenido

Había dejado de buscarte hace algún tiempo, 
había perdido todas tus pistas, 
no tenía ninguna seña particular tuya, 
no podía siquiera imaginarte. 

Cuando creí que nunca había estado tan lejos de encontrarte 
supe que estabas terriblemente cerca de que tu me encontraras.

Llegaste para premiar a mi pequeño corazón 
por alcanzar la calma que desconocía, 
llegaste de la manera más común 
y a la vez imposible, 
con casualidad y simpleza, 
con una explosión gigantesca.

Llegaste para jamás irte, 
y lo hiciste sin dudar.

Y sin darme cuenta
mi vida dejó de ser la misma.
Cambiaste todos mis conceptos,
en que el amor es levedad y no peso,
no es montaña, no es océano,
no hace vomitar de nervios.

Eres la pieza clave del resto de mi vida,
y cumples con todos los requisitos no escritos.

Te pareces a mi padre porque no puedo evitar llorar al escribirte.

Haz cambiado el significado de todas mis palabras
y las de otros también:

El "entregarse sin querer" de Ortega y Gasset
La "medida del amor" de San Agustín
La "paradoja del amor" de Fromm
Hasta el "attraversiamo" de Gilbert

Viniste a cambiar todo ese mundo que acababas de descubrir
y hasta hoy coinciden el motivo, las palabras y el valor para decirte:

Bienvenido caballero, que los "muchos años de estos" empiezan hoy.

Te amo.



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