miércoles, 20 de noviembre de 2013

El más difícil de los hombres

El más difícil de superar, difícil siquiera de igualar.

Eres difícil de todas las maneras sabidas,
inalcanzable pero nunca ajeno.

Quisiera regalarte algo más que estas palabras
escritas y entregadas en silencio,
otra vez me duele la panza
como hace mucho tiempo.

No he dejado de morir de nervios
cuando me toca admitir lo mucho que te quiero,
No te he dejado de admirar
y tampoco de llorar.

Los años me han traído más miedos,
le tengo miedo al mundo,
a la muerte,
a la gente,
quisiera ser de nuevo la niña de tres años
que cargabas en tus brazos fuertes,
y que se vayan todos mis miedos,
incluso el miedo a defraudarte
el más grande de todos ellos.

Quiero ser la hija que mereces
para nunca lastimarte,
para nunca volver a herirte.
Quiero perderme en tu abrazo
y quererte en silencio
sin dejar de ver el cielo.

Eres el más difícil de los hombres, 
pero amo tu dificultad.

Te amo papá.



viernes, 15 de noviembre de 2013

La despedida que jamás diré

Bailaré a media noche
prepararé mi vientre para la luna llena.
Piernas y caderas dolerán tanto
que no podrán ir solas hasta él.

Hay un verso que se marchita

con cada palabra ausente
Ya no lastiman los celos o la desidia
Ya no escatiman las noches en su ignominia.

"La silenciosa música" la llamaba Pellicer

pero lo silenciosa no le quita lo evidente.

Se vuelve evidente cuando hablo de una montaña

que el mar no quiere soltar,
se vuelve evidente cuando mis ojos lo siguen a todos lados
por su propia voluntad.

Lo que siento es fuerte

han tratado de matarlo y no muere
A lo que siento le gusta vivir
aunque sabe que esta condenado a muerte

Confieso que una vez

le pedí un deseo a la magia
"Que tanto él como yo tuviéramos 
el amor que nos merecemos"
Desde entonces la vida nos separa más y más.

Sentada en la arena me pongo a esperar

que el mar se vuelva uno con la noche
a lado del fogón que me brinda el calor
que la ropa no me ofrece.

Pienso en lo profundo del oscuro cielo

en la lejanía del tiempo y el espacio 
que hay entre sus labios y los míos
en su mano que tierna acarició mi cabello una vez,
en la conformidad de solo pensarlo y no poder verlo,
en el creciente hilo negro que hilvana mi boca accidentada,
impidiendo el paso de mis palabras
atiborradas de duda, celos y desencanto
por todo lo que fue
lo que es
y lo que jamás podrá a ser.

Me alegro de nunca hablar directo

de dejar esta canción inconclusa,
hermosos fueron los parpadeos que compartimos
y curativas fueron las lágrimas que vertimos.

Se queda todo esto en tierra,

esto que llevo bien pegado al corazón
será inmolado en el fogón.
Lo velaré al ritmo de la murga,
bailando a pesar del dolor.

Un coro de toninas se escucha desde el mar,

me invitan a pasar un año con ellas.
Me alegro de reservarme 
todo lo que alguien no tardará en darle,
todo eso que quizás me sirva en otra parte.

Acepté este reto casi como un acto de fe,

sumergiéndome en lo mas oscuro del océano
un año entero alimentándolo todo en él.

No temo por lo que pueda encontrar abajo,

temo por lo que encuentre de regreso,
de encontrar mis arenas más solas que antes,
de volverme de coral
y no poder dejar el mar.

Se que me verá, aunque nunca esté conmigo

me verá alimentar a mis toninas
me verá provocar tormentas
o ser víctima de ellas
brillando con las medusas
o jugando con las ballenas.

Nunca voy a despedirme

y me alegra
Así seguiré viéndolo a lo lejos

Lo veré alzando los picos de su montaña

amurallando sus tierras,
agrandando sus ganados,
erigiendo torres altas
y ofreciendo hogares a las masas.

Espero siga expandiendo sus dominios

y que jamás se conforme,
que jamás mendigue,
que no confunda migajas con gemas
como alguna vez yo hice.

Que lindo fue haber imaginado

que eramos lo mismo
sin dejar de ser dos.

Es lindo incluso darme cuenta

que enamorarme así ha sido
el más hermoso de los percances.

Me alegra saber que jamás logró hacerme daño
y que logre de algún modo expiar mis pecados.

Quisiera hacerle saber que soy consciente 

de lo poco que yo significo para él,
aunque diga lo contrario,
y que lo mejor que me ha dado
sólo fueron accidentes.

Me quedo con sus últimas palabras

las únicas que siguen vigentes,
las que dijo con compasión
deseándome lo mejor.

Si alguna vez lo trate mal

pido perdón,
solo puedo decir que
si alguna vez estuviera en mi lugar,
si le pasara algo parecido
y hasta entonces me perdona,
lo entenderé.

Me llevo ese último beso que ya no recuerdo,

las primeras dos rosas que me dio,
el beso anhelado y el insospechado
las palabras livianas que dieron vida
a dos años de textos
y la sensación de seguir girando en sus brazos.

Me voy...

A  mi fragilidad le temo
porque la tierra es más agreste que el océano
ya no se puede sufrir ni amar,
sólo vomitar.

Me voy...

Aunque jamás me despida



Octubre 25 de 2013