viernes, 29 de marzo de 2013

El día antes

A quién de todos los presentes debo dirigirme esta noche, que pueda aclararme todas estas dudas surgidas el día antes, cuando nada pasó y sigue pasando...

No pasa nada, no puede pasar nada, si bajo despacio al suelo y mi piernas solas encuentran el camino hacia él, si acaricio su barbilla con mis labios, si enredo sus cabellos en mis dedos, si respiro de su propio aliento y mis ojos le gritan impacientes... No pasa nada, él esta apagado. Ha cerrado sus ojos y sellado sus labios, ha dejado impotente al mayor de sus encantos, víctima de ultraje y arrebato, de el más vil de los pecados.

Y miro fijos sus ojos perdidos, los míos lloran por los suyos, se torna intocable, inalcanzable, se aleja, y no hago más que cerrar los puños para conservar el calor de su cuerpo en mis manos.

Debería aprovechar este estado
de verdades al descarado
de palabras sin asomo
de sentimiento y desalojo.

Sin estos malditos sentimientos viviría más feliz
de modo desinteresado y auténtico
brindaría mi conocimiento al mundo entero.

Pero siempre estaremos ligados a nuestros propios líos...

No sabes ni sabrás
como me tienes
no sabes ni sabrás
lo que provocas
lo que ocasiona
tu insolente boca.

No voy a gritar
lo que me ha costado callar.

Anhelar algo tanto tiempo
no te hace merecerlo.

No forzaré mis ansias locas
no volveré a provocar las olas...

Porque no tengo la voz para hablar
ni las piernas para andar
ni la magia para hechizar.

No hay efecto alguno
si mis labios mudos
besan tus ojos ciegos
si mis palabras débiles
a tus oídos sordos son inertes.

¿Qué hacer con este padecimiento?

¿Qué hacer con este vértigo?

Con las palabras que asfixian,
las emociones tan ariscas,
un corazón que se descarrila
y un vientre que martiriza.

Afortunadamente para ti
saldrás de mi memoria
Afortunadamente para ti
voy a escribir otra historia.

Me dejas tan a la deriva
y tan voluble
que no hago mas que
maldecir mis costumbres.

En tus palabras sinceras
sólo escucho ultrajes
Y veo tan falsa la belleza
que encuentras en mi ojeras
y en mis lunares.

Como falso fue tu amor eterno
y tu porte de caballero,
de nada sirvió guardar por años tus flores
tus promesas pintadas de colores.

Y aquí solo sigo padeciendo
un amor que lejos esta
de ser algo cierto
Y seguiré padeciendo
hasta que tomes nombre y cuerpo
y te vuelvas algo eterno.

Lo que ocasionó este texto